El hogar/la casa o las estructuras donde residen las relaciones sociales
Una casa, un hogar, un edificio, un rasca-cielo, una oficina, un apartamento, una fábrica, una calle, un callejón, una carpa son las estructuras donde residen y reflejan las relaciones sociales, económicas, raciales, de clase, de género.
Son marcadores de tiempos y espacios pasados de relaciones humanas antiguas y que ahora son hospedaje de lo que vivimos y lo que soñamos, como un campamento de campesinos migrantes que antes era un alcazar o fuerte o una misión y ahora en lugar de encarcelar indios, alojan migrantes que también son indios.
Quizás una hetero-mujer sueñe con casarse con un hombre, tener una casa, un hogar y criar familia. Y esto es una fotografía del pasado. ¿Qué sueñan los desempleados, las prostitutas (trabajadoras del sexo), los jornaleros, los poetas? Con un lugar, cuando no tienen lugar, con estabilidad, cuando no tienen estabilidad, con abrazos cuando no hay ternura, con un cuarto limpio y con calefacción cuando están tirados en la calle desahuciados, con un futuro optimista cuando el presente es opresivo, pesimista. ¿Podremos retomar espacios viejos, abandonados por la fuga de inversiones capitalistas y las de-estructuraciones gubernamentales y del Estado? Sin capital?
Renunciamos y denunciamos las estructuras explotadoras y las queremos retomar con nuevas relaciones sociales, solidarias, abrigadoras, comunitarias, familiares, íntimas, diferentes pero de todos modos ligadas a lo caduco o tratando de rebasar y deshacerse de la caducidad. Remover, destruir, superar lo caduco que pesa contra nuestras resistencias y sobre nuestros ideales. Convierte nuestro solidario servicio para cubrir los agujeros de su falta de responsabilidad social, su extracción económica, su poder político que nos descuenta, nos deshace, nos agota, nos agacha.
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