Lucia Veronica Carmona
Vivir entre dos naciones
I
En el trajín de la madrugada,
como todos los días del año
pero cada uno diferente
como diferente es la inspiración,
casi arrancada del sueño
y la tibieza de la almohada,
aún con la memoria de tu piel
en mi boca…
Me levanto en la penumbra
con la idea de cumplir,
el frío me estremece
pero sé que no estoy sola,
en medio de la sombra
desprovista de sol
me acompaña el Lucero
Venus siempre fiel,
en este amanecer de Octubre radiante
cuando el verano se despide, dándole la bienvenida
a la luz del otoño.
Por fin se adivinan
los primeros rayos,
astro rey tan necesario,
compañero apacible y cálido,
que nos despierta su luz,
mientras a la espera
de cruzar el umbral
de la subsistencia
por un dólar más
para comer
para vivir…
II
…Vivir entre dos naciones,
un puente que nos separa
para cruzarlo a diario,
como un río de agua viva incontenible
que se revela a mantenerse quieto,
y quiere romper los cauces
que le ha impuesto el imperio.
Límites imaginarios,
diques construidos por sus miedos.
Ya no ven al río de agua que los nutre
a diario con su fuerza de trabajo,
sudor y sangre que se queda
en sus restaurantes, en los campos de chile,
en sus hoteles cinco-estrellas,
sus letrinas,
sus oficinas
que no quedan quietas.
Tac, tac, tac,
del teclado de una máquina
de escribir anuncia que llegaron,
ya se enciende el neón,
“Yes, we are open”
Ciudadanos de segunda
que cumplen tareas dignamente,
pilares del consumo,
para que no se consuman pronto
en sus contradicciones,
ni se derrumben…
III
Ellos ven un enemigo en cada uno,
ya no confían en miradas inocentes,
ya no pueden encubrir la maldad
esparcida por sus mandos,
desde un pentágono
hacia cinco direcciones,
cinco continentes
que pretenden gobernar,
saben que tienen enemigos a muerte.
Ellos ya no ven al río ni a la gente.
El miedo les señala la verdad,
porque la verdad es que la gente
es como una serpiente,
que a diario entra y sale,
que espera paciente
deslizarse por entre sus trampas,
derrumbando límites
y construyendo nuevos puentes
de unidad entre hermanos
de raza ancestral,
antes separados
hoy vueltos a encontrar.
Despiertan lentamente
caminando juntos,
en un nuevo amanecer,
en medio de la madrugada
y el sueño, sin desayunar.
Es la serpiente de Aztlán
la de la profecía,
la de mil cabezas que se expande
por todo el territorio.
La que avanza desde el Sur
huyendo de sequías y miseria
desafiando discriminación.
Entra y sale para nutrirse
de valor y dignidad de un pueblo,
que tan sólo espera
recuperar lo que es suyo.
La armonía que antes
habitaba en estos
Valles y Desiertos,
la Madre Naturaleza en paz,
sin basura radioactiva,
con agua buena para beber.
Madrugada del 22 de Septiembre 2001
Con espera de 4 horas para cruzar el Puente Córdova Juárez, Chihuahua/El Paso, TX
*
Lucía Veronica Carmona es una organizadora comunitaria por los derechos humanos , poeta y cantautora. Ella es descendiente del pueblo original Raramuris y la hija de una costurera y lavendera. Lucía Veronica trabaja como líder organizadora en el Consejo de Desarrollo de Colonias en la franja fronteriza de Nuevo México y Tejas, donde ha organizado por los derechos del campesino.